martes, 3 de marzo de 2009

La globalización y la crisis de la Universidad.

La globalización como proceso de interacción entre ciudadanos del mundo o como inevitable suceso neoliberal, se hace familiar al mundo con las teorías de los sistemas del canadiense Marshall MacLuhan, entonces, conceptos como “aldea global” y por supuesto globalización, entran en el escenario de la epistemología y del mundo moderno. Para los tiempos de McLuhan pensar en ese tipo de raciocinios era algo absolutamente novedoso, una labor de clarividencia única, no obstante, la globalización en resumidas cuentas no es tan nueva, los procesos de globalización han existido siempre en el discurrir histórico de la humanidad, los viajes de Marco Polo (1275-1292), el descubrimiento de América (1492) e inclusive en el siglo XX algunos procesos como el de la revolución rusa (1917) o el fascismo alemán e italiano (1939-1945) son sintomáticos de que la globalización no es tan nueva como parece, desde el punto de vista histórico, los viajes del navegante italiano Marco Polo muestran las enormes virtudes del conocimiento del mundo y sus maravillas, pero en detrimento de está visión y contrastando con esta originaria e incipiente globalización, tenemos el descubrimiento de América como un suceso no tan grato para nuestros antepasados y aborígenes americanos, la imposición cultural, el saqueo y otros vejámenes, muestran como esa globalización es mucho más similar a la actual, inclusive como los procesos de identidad colectiva que se proponen como construcción de nuevos mundos, quedan en entredicho y son objetivamente diferenciables de las propuestas que daremos en este ensayo, partiendo de las notables apreciaciones que hacen los profesores Otoniel Aristizábal Vargas y Juan Carlos Tedesco, en sus trabajos sobre “Culturas universitarias” y “Jóvenes, construcción de la identidad y Educación,” respectivamente.
Entre tanto, desarrollos políticos como el nazismo, el fascismo y las invasiones soviéticas a Afganistán (1979) y Checoslovaquia (1968) muestran la parte más oscura de lo que es una globalización impuesta, egoísta y falta de consensos y tolerancias históricas, matizados por obligadas exacciones de por medio.
En este panorama va haciéndose paso la historia de la humanidad y deja a un lado los siglos pasados, para terminar el siglo XX con hitos que marcarían el comienzo de lo que entendemos contemporáneamente por globalización, la caída del muro de Berlín (1989) supone la superación de todas las ideologías, la izquierda y derecha sobre todo, es el comienzo de la globalización y el neoliberalismo, hemos llegado a la posmodernidad y nada es absoluto, no existen leyes para la sociedad y el desaparecimiento de los axiomas y las verdades absolutas son un hecho, sin embargo, las pretendidas clases que desaparecerían con el proceso globalizador, aparecerían y se acentúarían e incluso se desarrollarían en elementos de dominación nuevos, no han desaparecido a nuestros ojos las clases, lo que pasa es que se han trasnacionalizado, tenemos minorías nuevas, como los indígenas, negros y mujeres tradicionalmente marginados y explotados, la globalización trae consigo a los inmigrantes, personajes del mundo cosmopolita, que soñando con la globalización, salieron de sus países porque los estados nación de las revoluciones burguesas (principalmente la estadounidense (1776-1787) y la francesa (1789) no les sirvieron para el progreso, en ese devenir, les correspondió salir a buscar el mundo, y en el entendido del profesor chileno Hugo Zemelman, terminaron convirtiéndose en una clase nueva de corte trasnacional. En ese contexto, la educación y la docencia universitaria, pueden jugar dos papeles primordiales, uno, traducido en la educación y la enseñanza de las nuevas tecnologías y el proceso de adaptación a una cosmovisión cosmopolita y globalizadora, una adaptación conductista del ser humano a los nuevos procesos, donde dichos seres sean competitivos y productivos, sirvan al sistema y colaboren con el mismo, más o menos la razón de ser, del humano hibrido entre persona y ente, o dos, una educación en valores, científica obviamente pero con profundos intereses democráticos, humanista y socializadora, donde la critica genere pluralismo, diversidad y entendimiento, consciente de su rol en su país y el mundo, donde además de la economía y los aranceles se prime al ser como único protagonista de su vida y sobre todo de su entorno social.